tu prima la cati

vericuetos variados

viernes, marzo 16, 2007

La Performance de Mr.Teeth

Hace exactamente un año, un mes y dos días aconteció un hecho en la vida de la Cati que sacudió toda su existencia.

Se enamoró locamente de su dentista.

Increíble, pero cierto. Porque no hay nada con menos glamour que la consulta del dentista.
Tú con la bocaza abierta exhalando todo tipo de vapores y con tus empastes negruzcos al viento.
Por lo menos, los míos.

Se siente una indefensión tal comparable a la que experimentas en el ginecólogo. Con las patas abiertas en unos hierros, desnuda ante el mundo física y moralmente.

Y lo más importante en esta historia, estás en clara desventaja en el ligoteo. Porque tu dentista puede tontear a su antojo mientras que tú estás con la boca abierta incapaz de hacer alarde de flirteo alguno. Ni de intentarlo. Imaginaros lo que puede salir de una bocaza abierta con unos hierros metidos por dentro. Vamos, que tu tono más meloso de voz no sirve de nada. Todo lo contrario. En tu afán de responder al dentista en su ligoteo, te salen unos balbuceos incongruentes propios de El Hombre Elefante. O sea, que mejor mantener la boca cerrada.

O, mejor dicho, callarte, porque la bocaza sigue abierta ante el mundo.

Así que decidí dejarme hacer.

El asunto tiene una clara ventaja: no tienes que esforzarte en que se te ocurran frases ingeniosas y toda esa mierda aparente que utilizamos todos para ligar. Le pones ojitos (una técnica seductora que he perfeccionado últimamente), y haces gestos con la cara en clara aprobación con toooodooo lo que dice Mr.Teeth. (Lo de las onomatopeyas queda mal, lo he comprobado).

De todas formas, no sé qué hago dando consejos para ligar con el dentista si está claro que NADIE en su sano juicio liga con el dentista. NADIE menos la Cati, a quien Mr. Teeth le quitó las muelas del juicio hace tiempo. Debe ser por eso.

- LA CAJA CHINA DEL AZAR

Fue un flechazo.
Y la Cati es pura pasión.
Asi que no me pude contener. Fue algo irrefrenable.
Y un dentista se pone muy cerca de tu cara.
Podía haberle arrancado la bata verde en un arrebato pasional.
Podía haberle morreado sin contemplaciones y hacerle un huequito en la mini-camilla.

Pero decidí ser elegante, sutil. Fría como el hielo.
Es otra técnica que estoy perfeccionando últimamente, ya que mis arrebatos pasionales siempre han fracasado estrepitosamente.

Y el azar me lo sirvió en bandeja.

Un día, sin venir a cuento, y entre tonteo y tonteo, me contó una historia un tanto surrealista. Resulta que estaba en un Vips tomándose algo con una tía a la salida de un concierto. " Era una amiga", se preocupó en aclararme. Y al mes, la casualidad (o no), hizo que "la amiga" de Mr.Teeth contemplara estupefacta sus propias palabras (y las de mi dentista) colgadas en un blog como éste.

Caprichos bizarros del destino y de la blogosfera.
Mr. Teeth aún no se creía la disparatada historia. Y me lo contaba con complicidad. O sea que yo le resultaba simpática, cuanto menos. Me contó que su "amiga" había tardado medio minuto en escribir en el blog, llamando cotilla al dueño.

Me dio la dirección del blog. Y en ese mismo momento, la mente de la cati empezó a volar, entre frascos de formol y fluor, planeando una conquista lenta, romántica y apasionada a través del blog cotillesco.

En cuanto llegué a casa me abalancé sobre el ordenador. Lo mejor del azar azaroso es que en esa conversación hablaban de Paul Auster. El rey del azar.

- DE AUSTER, AUSTEROS Y AUSTERIANOS

En la charla que mantenían ambos, Mr. Teeth se declaraba "austeriano" confeso. Algo que conmparaba incluso a una religión. El dueño del blog se descojonaba de él ampliamente, y más los comentaristas que se declaraban "mejor austeros" y otros "simplemente asturianos, epa!".

La "amiga" de mi doctor (cómo me pone lo de "mi doctor"), le decía muy elegantemente al blogueriano que ella era una de las protas de esa conversación, y que de qué iba. Todo muy sarcástico, ácido e inteligente. He de decir, muy a mi pesar. A lo que el blogueriano se dignó en contestarla (una sóla vez), que le disculpara la intromisión, y que aprovechaba para decirle que los dos eran guapísimos. Toma ya.

Ahí yo me hice pequeñita como un botón. Como la canción de Pauline en la Playa. Y me la imaginé alta y glamourosa, con voz sensual y sugerente. Elegante y con estilo. Y para más inri, era inteligente. Me empezó a salir humo de las orejas y de la nariz.

Pero había una cosa que me venía muy bien. El piropo del blogueriano era un guante con el que yo podía jugar muy requetebien. A pesar de la rabieta frenética que me entró al imaginarme a mi rival femenina, decidí esperarme. Y mientras, me empollé con frenesí pseudointelectualoide todos los libros de Auster, escritor en el que ni había reparado hasta el momento.

Esperé nada más y nada menos que un mes, a que aconteciera un macro-concierto al que Mr. Teeth iba a ir, a ver si me lo encontraba. Hay que ser ingenua (eufemismo de gilipollas).
Pero tanto Auster y tanto azar habían conseguido lavarme el cerebro y en un ataque de romanticismo "austeriano", decidí que fuera el destino quien nos uniera en el macro-concierto.
Concierto al que fueron miles y miles de personas y en el que era imposible encontrarse.
Como encontrar una aguja en un pajar. Total, que me encontré a todo diox, menos a Mr. Teeth.

- EL DESTINO DE XALLY XETON

Enfurecida con el destino, con el azar, con Auster, los austerianos y los asturianos, la cati decidió utilizar la última carta que le quedaba: el blog cotillesco.
Y entonces fue cuando, bajo el seudónimo de Xally Xeton, utilicé todas mis armas literarias para salir a defender a mi querido Mr. Teeth de tal jauría de antiausterianos.
El seudónimo, que no transcribo aquí de manera literal, lo saqué de un personaje de una novela de la que un día hablamos Mr. Teeth y yo mientras me sacaba la muela del juicio (o bueno, habló él y yo asentía muy interesada). Y aproveché para decir, asi como el que no quiere la cosa, que en una cosa sí que estaba de acuerdo con el blogueriano: uno de ellos era guapísimo.

Yo pensé que ese post a lo mejor ya no lo veían, porque había pasado un mes. Pero otra vez, el destino austeriano acudió en mi ayuda.
A la glamourosa amiga de mi dentista le faltó tiempo para preguntar quién era yo y a quién de los dos me refería. Contesté que me refería a la otra persona.

- MR. TEETH ACUDE A LA LLAMADA DE XALLY

Mi doctor no tardó en hacer acto de aparición. Después de marcarse un amplio discurso de persona súper leída y aprendida, aunque con mucho sentido del humor, me preguntó quién era yo.

Yo le dejé unas pistas muy elaboradas y estudiadas, a modo de adivinanza.
Miguitas, como Pulgarcito.
Él seguía sin caer.
La curiosidad le carcomía.
Y la xally, o la cati, se lo pasaba pipa mientras tanto.
Nunca he disfrutado tanto en un tonteo. Cómo me lo pasé, primos.
Fue realmente emocionante.

A todo esto, empezaron a entrar en el blog personas que decían que también les conocían.
Ya era para partirse de risa.
Mr. Teeth y la Glamourosa tuvieron, sin duda, sus quince minutos de fama.

Después de unas cuantas miguitas de Pepita Pulgarcita, Mr. Teeth, se calló.
Y la próxima vez que dijo algo fue en un mensaje a mi móvil.

- DEL POST AL SMS

Cuando leí el mensaje de Mr. Teeth iba conduciendo, y casi me estrello.
Primero: yo nunca le había dado mi teléfono, lo había sacado de mi ficha de la consulta.
Segundo: el sms era algo así como "tú tampoco estás nada mal".
Imaginaros la emoción. Es de esas veces que te dan ganas de saltar, gritar y reirte. Todo a la vez. Cuando has macerado algo por tanto tiempo y da un resultado semejante, la alegría es doble.
Lo peor es que iba con una persona con la que había tenido una historia recientemente, y me tuve que contener la emoción. Craso error. Porque de tanto contenerme, me despaché a gusto en mi contestación.

"Tienes la mirada más bonita que he visto en mi vida", se me ocurrió ponerle. Me arrepentí nada más darle al "enviar". Y claro, tardó dos días en contestar. Se debio de asustar de tanto temperamento pasional de la cati.

"Como no te moderes, no voy a poder quedar contigo...", me contesta. El calentamiento ya era supino, primos.

"No sé si podré moderarme, pero haré un esfuerzo", fue mi respuesta.

Después de estos mensajes subiditos de tono, nunca más supe nada de él. Ni mensajes, ni llamadas, ni nada. Raro, pero cierto. Y me moría de vergüenza de volver a su consulta, a pesar de que me tenía que quitar otras dos muelas del juicio. Pero mis dientes se rebelaron ante tanta dejadez y ocurrió lo esperable.

-EL GRITO MUDO DEL PADRINO III

Estaba yo en la Universidad, en el Máster que estoy haciendo, y el profesor nos puso unas escenas de El Padrino III. Esa del final en la que matan a su hija y Al Pacino se queda unos instantes con la boca muy abierta, como para gritar, pero siente tanto dolor que no puede hacerlo. Yo miraba la escena mascando chicle con indeferencia, cuando de repente entre Al Pacino y yo se produjo una simbiosis total.
Un dolor agudo me atravesó las encías de la muela con la que paladeaba mi chicle y me quedé con la boca abierta. Incapaz de cerrarla del dolor.
Menos mal que estaba en la última fila y todo el mundo estaba enfrascado en la peli, porque el numerito fue espantoso. Creía que tenía que salir corriendo de estampida al hospital, que menos mal que está enfrente. Eso me tranquilizaba "Cati, se te va a pasar ya. Y si no puedes cerrar la boca, el hospital está enfrente", me repetía como un mantra en mi mente.
Y funcionó. A los minutos, pude cerrar la boca, pero el dolor no remitía del todo.

Asi que, ya que ha pasado más de un año, me dije "cati, vuelve a tu dentista, que ya ni se acordará. Total, pasó de tu culo ampliamente, qué más dá. Voy y hago como si nada hubiera pasado". Me pareció un coñazo cambiar de dentista. Este era bueno, estaba bueno y encima era barato.

- EN TU CONSULTA ME PLANTÉ

Y allí que me planté el pasado jueves. Un día setudo y sesudo. Agotada y estresada. Y encima con un herpes labial. Algo que no pasa desapercibido a un dentista. Fui allí como si nada, como si nada hubiera pasado. Yo pensé que él no me iba a decir nada. Que sería una consulta profesional y ya está. Pero me equivoqué de cabo a rabo.

A Mr. Teeth le faltó hacerme la ola. Yo, ante tanta emoción y alegría al verme, no sabía cómo reaccionar, la verdad. Se me quedó cara de seta durante toda la consulta y creí que me moría de la vergüenza.

"Hola, Xally", me recibió. Yo creí que me daba algo allí mismo. Sólo me faltó tartamudear. "Ho-ho-hola", acerté a decir, muy sosita yo. "Dame dos besos, no?", ahí ya casi me da un patatús.
Todo esto en la sala de espera. Y coge y se me sienta enfrente. Nada de pasar a la consulta.
Y se me pone a hablar como un colega, a preguntarme por mi vida y tal. Y en vez de desplegar todas mis armas de seducción, (si es que he tenido alguna vez algún arma de seducción), me empieza a entrar una especie de incontinencia verbal en plan "muy estresada, muy cansada", y le cuento lo agobiante que es mi vida. Cuando estoy harta de empollarme todos los decálogos de seducción del Cosmopolitan y eso de "nunca cuentes lo negativo de tu vida a un tío que te gusta".

Entonces, va y me dice que me debe un café. Que no me llamó porque se lió con la glamourosa. Aunque ahora no estaba con ella, se apresuró en aclarar. Yo asentí con la cabeza. Y estuve a punto de decirle que me lo olía, pero me contuve. También le dije que no pasaba nada, que no me diera explicaciones.

Los tíos tienen una extraña costumbre de dar explicaciones cuando sobran, y sobre todo, cuando nadie se las pide.

Aún así, como parecía que el chico lo decía todo con muy buena intención, le dejé hacer. Después de un rato hablando aparentando que éramos dos colegas que no se veían hace tiempo, me pasó a la consulta. Y me volvió a sacar el tema blogueriano-austeriano. Me dijo que había estado muy divertido. Que se lo había pasado muy bien. Que mis pistas eran geniales. Y que tampoco me había llamado porque casi no salía, estaba muy mayor, se había comprado una tele grande que te cagas y estaba enganchado al emule (!!!).
Yo decidí callar y no hacer ningún comentario al respecto sobre tan burda y gilipollesca excusa.

A mi muela no la hizo ni puto caso. Que no tenía nada, me dijo. A pesar de que le conté que había estado como 10 minutos con la boca abierta.
Me echó varios piropos subliminales, como que me parecía a una actriz muy guapa. Lo mejor fue el cachondeíto de las enfermeras y demás personal sanitario.
Detecté varias risitas disimuladas en plan, "aquí hay temita".
Desde luego, Mr. Teeth sí que desplegó todas sus armas de seducción. Aprovechando la cercanía de su cara en la mía, me echaba miraditas sugerentes a los ojos, al cuello, a los labios...y yo me iba poniendo mala por momentos. Recuerdo un lunar en su cuello que asomaba por la bata verde. La tensión sexual ya era desasosegante.
Y entonces vino la enfermera. La de la risita. "Mr. Teeth, que tienes otro paciente".
Yo me levanté, me puse mi cazadora, y entretanto me susurró "te llamo".
Tampoco reaccioné a eso, y ni le miré a la cara mientras me ponía la chupa muy rápido. "Si, si", acerté a decir con muy poco entusiasmo.

Salí a estampida de la consulta. Lo más rápido que pude. Casi me estampo por las escaleras.
No me esperaba la performance que me montó. Luego, pensándolo bien, creo que era de esperar.
Me he torturado pensando "Cómo no lo preveíste antes, Cati? Esto podía pasar perfectamente".
Pues no sé, nunca lo hubiera esperado, la verdad.
De todas formas, soy de reflejos de retardados. Un poco lenta.
Ahora se me ocurren mil frases ocurrentes y simpáticas.
Pero Mr Teeth se topó con un témpano de hielo.
Aún no me ha llamado.

jueves, marzo 01, 2007

SOS: Crisis aguda de hongo setudo

Me hallo en fase honda de hongo setudo. Me arrastro por casa en pijama y sin peinar. Se me cae el cola-cao encima del pijama ruinoso. No me limpio. Le dan por culo a tanta dieta y me pongo fina de bollos. En mi casa me dicen que si me encuentro bien. Mi madre me observa con preocupación y pena. Pateético.
Sólo para no ser observada con lástima me encierro en mi habitación. Lejos de las miradas de los otros. Para poder rebozarme en mi mierda a gusto...Para caerme y luego levantarme....como siempre.

Y encima no encuentro un piso molón para alejarme por siempre de las miradas lastimeras de los otros...Quiero estar sola, y no quitarme el pijama en una semana, y tener el pelo lleno de nudos, y embadurnarme de cola-cao, y comer donettes hasta reventar y rebozarme en mi mierda a gusto...HOMBRE!!!!