tu prima la cati

vericuetos variados

sábado, diciembre 23, 2006

Ahora resulta que soy meiga

Pues eso.
Un número que no se te quita de la cabeza cuando piensas en comprar un décimo cuando vas de puente de diciembre a Galicia (donde decían y SE HA CONFIRMADO) que iba a tocar, por aquello de que siempre toca allí donde la desgracia se ensaña ( lo que demuestra EL TONGO que existe en la Lotería, primos).
Me pongo a buscarlo en tierras gallegas cual posesa. No lo encuentro.
En Villagarcía de Arosa nos dicen que ya no queda lotería. Nos reímos. Pensamos que es una broma "mírale que graciosete el gallego, que no quiere que compremos en su tierra".
El Marcotes y yo estamos una hora dando vueltas buscando en todos los bares, garitos y administraciones conformándonos con un puto décimo de mierda. No encontramos nada. Encima nuestros compañeros de viaje nos lanzan alaridos desde el coche "¡¡¡Qué coño haceis!!!".
Marcotes y yo volvemos resignados al coche con cara de yo-no-he-sido.
Sin el puto décimo de mierda.
Y es que ya se sabe como es la naturaleza humana: culo veo, culo quiero. Factor oveja, que lo llaman en marketing. Basta que te digan que no hay números para que pienses "Coño, que va a tocar aquí y yo me voy a los madriles con un puto décimo de mierda COMO SEA".
Es más, Marcotes, Harry Potas, la Reggetona, Estatira y yo tuvimos varias discusiones por culpa de la lotería que casi acaban en tragedia.
Harry Potas y Estatira casi llegan a las manos en un par de ocasiones por repartirse un décimo comprado en O Grove ( el único sitio de Galicia donde no ha tocado NADA).
Y en Santiago, casi me obligan a punta de pistola para participar en un número (el 13.008) que mis dotes de meiga me decían que ni de coña iba a tocar. Y de hecho, tampoco ha tocado.

El número que aparecía en mis sueños y en mis visiones de meiga acababa en 35.

Y TOCÓ EN COMBARRO

El segundo premio. El acabado en 35 que yo veía en mis visiones de meiga. 500.000 euros.
Y YO ESTUVE ALLÍ.
Y LO SABÍA. QUE IBA A TOCAR UN PREMIO EN GALICIA. Y QUE IBA A ACABAR EN 35.
Y ESTUVE EN COMBARRO Y NO LO COMPRÉ!!!! Me cago en su puta madre.
Lo más gracioso es que de vuelta a Madrid me siguieron viniendo imágenes numerológicas a mi mente. Aparecían más cifras: 6X.235. Tenía claro el 6 y el acabado en 235. Me bailaba la segunda cifra.
Opté por buscar dónde vendían el 60.235, 61.235, 62.235, 63.235,64.235, 65.235, 66.235, 67.235, 68.235 y el 69.235. El que me gustaba más se vendía en Viella, Lleida. Llamé por teléfono y todo. Ya lo habían vendido.
Los demás se vendían en Madrid: en la Puerta del Sol, Vallecas, Cuatro Caminos y Malasaña. Como ya quedaban pocos días, un día que me pillaba de paso en mis ajetreadas aventuras navideñas, me paré en la Adiministración de la Puerta del Sol. Era el 69.235.
Ya lo habían vendido.
Pues bien, primos. No sólo ha tocado uno, no. Todos estos números acabados en 235 han sido premiados con 1.000 euros cada uno!!!!! NO UNO, SINO TODOS.
No sé si congratularme por mis dotes pitonisas o echarme a llorar.
Haberlas hailas, primos.

miércoles, diciembre 13, 2006

Los enemigos de nuestra vida


Todo ser experimentado que se precie cuenta con varios enemigos en su vida que en algún momento le han amargado o motivado. Porque los enemigos también motivan. Os lo dice una prima que nunca ha sabido tener enemigos. Y en esta etapa mía de renovación existencial no sé qué pasa que me los encuentro por doquier. La Gemi me dijo el otro día que eso son pruebas que la vida te pone. No sé, pero entonces la vida a veces es una cachonda.
Toda mi vida me he esforzado de manera sobrehumana por caer bien a tooodo el mundo. A la vecina, al panadero, al chino de enfrente cuyos ojillos parecen siempre sonrientes...incluso a aquellas personas que ya, desde elprimer momento sabes que tiene todas las papeletas para convertirse en uno de los enemigos de tu vida.
PORQUE LO SABES. Siempre lo sabes, pero te haces el sueco. Y te dices "no, si en el fondo es buena persona...". Pero como dice mi amiga Anuski "estoy cansada de todas esas personas que dicen que en el fondo son buenas personas....¡pues que lo demuestren, coño!".
Recuerdo una vez cuando era una panoli adolescente que una enemiga chunga me montó un pollo tremendo delante de todos mis amigos y de mi mancebo de ese momento. O sea, que si ya me importa (demasiado) lo que la gente opina de mí, imaginaos la cara que se me quedó cuando me puso cual hoja de perejil delante de toda la gente que me importaba. Me tiré no sé cuantos días llorando con hipidos y todo. El Angelote, mi enamorado de ese momento, no dejaba de decirme que hay que saber tener enemigos. Pues amigos, esto fue a los 15. He necesitado 15 años más para darme cuenta de que estaba en lo cierto.

Yo he tenido tres enemigos importantes que me han jodido profusamente la existencia. O sea, con ganas: La Bicha, El Chulo y La Chula.
LA BICHA

La primera gran enemiga de mi vida. La persona que se curró que yo dejara a ser la pardilla pandillera del cole. Yo, que era inocente y pura. En finsss...
Una Bicha que en la más tierna infancia-adolescencia ya se las sabía todas. Ayudada por Mamá Bicha, que urdía con ella las estrategias. Hasta hablaban en un código secreto, similar al lenguaje de los sordomudos, para comunicarse entre ellas sin que nadie se enterase de sus argucias.
Quién lo diría. Rubia y angelical. Simpática a raudales. Retorcida donde las haya, con una personalidad camaleónica que sabía convertirse en un ser auténticamente encantador cuando la ocasión, o la persona, lo requería. Y en un ser diabólico, frío como el hielo, cuando se trataba de su rival. O sea, yo.
Tuve la mala suerte de topar con una tipa así en mi primer trabajo. Y no sólo eso, sino de ser su rival, codo con codo. Doos años con La Bicha in person. Viendo sus ojillos calculadores todos los putos días.
Yo, que no tenía ni pajorera idea de la vida, y todavía no sabía de la existencia del verbo competir, alucinaba con las tretas de La Bicha en su singular empeño de quitarme de enmedio del curro. La verdad es que, pensándolo bien, mucha energía debía de derrochar en putearme, más que en el curro en sí. No sé, debe ser la juventud, que te da fuerza para todo.
Por poner un ejemplo, me escondía las cosas, y luego las sacaba ella para ponerse medallitas. El trabajo que tenía que hacer yo, lo hacía ella. Y yo luego me encontraba con el pastel. Me copiaba las ideas. Me amenazaba. Difundía rumores infundados sobre mí. Hasta hacía magia. Es decir, conjuraba hechizos. Y me amenazaba con echarme un mal de ojo. Vamos, todo un acoso y derribo, señores. Lo mejor fue, cuando mis padres, siendo yo menor de edad, se quejaron a su madre (ella también era menor), y ésta les contestó "si su hija se deja...".
Pues pudo conmigo, sí. Al final, tuve que dejar YO el curro por no aguantarla más. Un curro en el que ganaba una verdadera pasta.
Nos dedicamos a lo mismo y todos estos años he estado rezando para no encontrármela.
Pues hace una semana coincidimos en una entrevista de trabajo. Yo me puse nerviosísima, y mi primer impulso fue marcharme. Pero luego pensé en la Gemi y en sus "pruebas que te pone la vida", y me dije que tenía que afrontar el momento.
Total, que me senté frente a frente a La Bicha durante una hora de espera. Cara a cara.
Opté por la indiferencia. Leí, hablé por teléfono. Todo como si no la hubiera visto en mi vida. Ni fío ni calor. Al cabo de un rato, ya no me afectaba la situación. Cuando me tocó entrar, ella salía, y me salió la entrevista como nunca. Fue el ansia de superación a La Bicha.
Me alegré, porque estaba gorda y fea. Ella me miraba de soslayo, apreciando sin duda, mi recién esbéltica figura, ja.
Ahora sé que si me la vuelvo a encontrar, cosa muy probable porque arrieritos somos y en el camino nos encontraremos, me la sudará por completo. Y hasta me saldrá mejor lo que tenga que hacer. Gracias, Bicha.

EL CHULO

Toda tía ha tenido un chulo en su vida. O por lo menos, uno que te ha intentado chulear. A mi Chulo no le faltó empeño. Y por casi lo consigue.
Conocía a El Chulo de toda la vida. Como amigo era un tipo genial: independiente, guapo y liberal. El terror de las nenas. Tardé dos años en conseguir que fuera mi pareja. Era un soltero de oro de esos inaccesibles, que no quiere compromisos. Pero cayó, primos. Aunque vistas las consecuencias, no sé que hubiese sido mejor.
Bueno, pues fue empezar a salir y la persona divertida, genial e independiente se transformó en un ser extremadamente dependiente, inseguro y lloroso que reclamaba mi atención a todas horas. Y no sólo eso, sino que lo hacía de una forma posesiva insoportable.
Primero fueron las llamadas. Me llamaba una media de seis veces al día. Me preguntaba qué había hecho, con quién había estado..Al principio, yo estaba encantada. Ni me lo creía. Que ese tío tan increíble se hubiera fijado en mí, y menos que estuviese taaaan colado. La emoción me embriagaba, "ay, Cati, eres la más grande", me decía.
Pero poco a poco se volvió un cansino. Me empecé a agobiar mazo. El empacho fue tan grande que lo vomité todo de una tajá. "Se nos rompío el amor de tanto usarlo", como decía la Jurado.
Asi que le dí boleto a los dos meses. Ni yo me creía que estuviera tan cansada de él. Con lo que me había costado, que me lo curré dos años a conciencia.
El Chulo, gran maestro del chantaje emocional donde los haya, me convenció a base de patéticos números llorosos y rodillescos de que le diera una nueva oportunidad. Y yo, que ya he dicho que soy panoli por naturaleza, me sentí taaan culpable de que El Chulo se hubiera enamorado de mí de una forma taan desesperada, que se la dí, cómo no. En qué mala hora.
El Chulo empezó a crecerse en su propio chuleo y empezó a prohibirme ponerme faldas, escotes, pintarme, ir con mis amigas, fumar, etc. Claro, que yo ni puto caso. Pero eso era peor. Se ponía como un basilisco y amenazaba con suicidarse. Se ponía el jersey al cuello y empezaba a hacer como que se ahorcaba.
Otra de las veces, simuló tirarse por un precipicio, que en realidad era un terraplén de mierda. Yo a todo esto, lloraba, gritaba "Chulo, no te mates", y me lo creía todo. Y me sentía fatal porque estuviera taaan locamente enamorado. No sabía cómo quitármelo de encima. Pero tenía pavor a que cumpliera sus amenazas, y me sentía enormemente culpable.
Una vez, incluso, llegó a perseguirme a escondidas una noche que me fui de cañas con los de la Uni.
De repente, le vi entrar por la puerta del garito con los ojos desorbitados. Sus narices echaban humo cual dragón de Komodo. Me agarró de un brazo. Mis recién estrenados compañeros de la Uni no sabían a qué venía todo aquello. "Es el de la americana, no? Ese que te mira", me gritaba enloquecido. Y yo no sabía dónde meterme.
Luego vinieron los insultos. Y las amenazas. Ahí corté todo tipo de relación con él. Lo peor fue que teníamos ya pagado un viaje de esquí, uno de esos organizado con más gente al que iban unas amigas mías y decidí ir. Se dedicó a putearme todo el viaje y a darme celos a base de arrumacos con una rubia gilipollas perdida. Luego, intentó volver conmigo asegurándome que entre él y la rubia no había pasado nada, cuando todo el pueblo sabía que la rubia gilipollas perdida le había mandado a hacer gárgaras harta de escuchar una y otra vez, y a todo volúmen, las mismas canciones de Bunbury en su Seat Ibiza. "Si no te gusta, te bajas". Y la rubia se bajó. O por lo menos, eso cuentan.
Después, de que le negara hasta el saludo, de la aversión que le cogí, pasaron los años y El Chulo seguía obsesionado conmigo. Hemos coincidido en fiestas bastantes años después, de esto, y no para de mirarme con ojos desorbitados de deseo. Vigilándome todos los pasos. Aunque siempre llevara una rubia gilipollas perdida (distinta cada vez) colgada del brazo.
Este verano volvimos a coincidir. Decidí que tenía también que enfrentarme a mi miedo. A mi enemigo. Y le hablé normal. Le pregunté por su vida y sus cosas. Vi ante mí a un ser asustado, desencantado, hastiado, frío y lejano. Como si nunca le hubiese conocido. A millones de kilómetros. Y le he perdido el miedo. Luego me enteré de que tiene una denuncia de malos tratos de una de esas rubias gilipollas perdidas que colgaban de su brazo.

LA CHUNGA

La Chunga todavía está reciente. Era la gurú de La Secta. La Secta donde he estado un año sin darme cuenta de dónde me había metido. La Chunga dice misa y todos repican campanas. Capacidad de liderazgo no le falta a La Chunga.
La Chunga se rodea de panolis como la Cati para manejarlos a su antojo. Peleles sin criterio propio que toman las ideas de La Chunga y las hacen suyas. Copian su manera de hablar, de sentir y de pensar. Hasta de follar.
Y La Cati es panoli, pero no tonta. La Secta la captó hasta cierto punto. Pero siempre olisqueó algo raro en el ambiente. No he conocido a nadie tan pirado como La Chunga y su séquito. Porque si alguno de su séquito estuvo cuerdo alguna vez, ya ni se acuerda. A La Chunga le molan las tías y se lo hace con quién quiere de La Secta. Todas heterosexuales, o eso dicen. Hasta que a La Chunga se le mete entre ceja y ceja fulanita o menganita. Entonces, adiós heterosexualidad. Porque posee un poder de fascinación como jamás yo haya conocido en otra persona. Desde luego, se lo monta bien La Chunga. Y además mezcla. O sea, siendo novia oficial de una de ellas, se lo monta con otra. Y las que lo saben guardan silencio, aun siendo "amiga" de las otras. Todo un harén tiene La Chunga.
La Chunga estafó a la Cati. No sólo personalmente, sino materialmente. Y la Cati estalló y le plantó cara a La Chunga. Craso error. A La Chunga no hay quién la tosa. Y el harén entero salió en su defensa, a pesar de que a ellas también las estafa, personal y materialmente, como a mí.
Debe ser el Síndrome de Estocolmo ese que hablan. Incluso conozco casos de miembros del harén que han renegado de La Chunga, como yo, y luego han vuelto a su redil. Y a su cama.
Hace poco, en un garito donde celebraba mi cumpleaños, tuve la (mala o buena?) suerte de encontrarme con algunas geishas de su particular harén. Orgullosas de pertenecer al séquito personal de La Chunga. Porque además, existe un cierto orgullo entre ellas de saberse "las elegidas" de La Chunga. También había nuevas adeptas que cuchicheaban y me miraban de arriba a abajo.
"Ya verás cuando se entere mañana", acerté a oír. ¿Se entere de qué? ¿De que La Cati estaba en un garito soplando las velas?.
Esta vez, estaba muy reciente y me escondí. Pero sé que se trató de una de esas pruebas vitales que dice La Gemi, y también sé que la próxima vez que me las encuentre me pasearé triunfante delante de sus narices. Porque creo en el karma y en la justicia cósmica. Aunque no soy una persona vengativa. Y sé que no tengo que hacer nada para que los astros se confabulen a favor del bien.
Ahora contadme sobre vuestros enemigos y qué han aportado a vuestras vidas, primitos.