Tú a África y yo a Pan Bendito
Para no perder la tradición, este finde de Halloween ha sido una sucesión de fenómenos paranormales que ya la quisieran Iker Jiménez o Jiménez del Oso.
Pero empecemos por el principio, es decir por el VIERNES
Debido a la mierda de noche que hacía (en la cual no vimos a ni dios disfrazado, excepto un conejo amarillo que saldrá más adelante) , de ocho crápulas que habíamos quedado para quemar Madrid disfrazados y todo, aparecimos sólo tres, el trío Calavera de Halloween 2008: Gigi, Tatiana y yo (todas sin disfrazar, aunque bien pensado, yo creo que no lo necesitábamos).
La Gigi y La Tatiana son personajazos tales que merecen un post solito para cada una. La Gigi es una morenaza de rompe y rasga, reina de la noche madrileña que saluda por doquier a todos los vampiros de la noche que, disfrazados o no, nos abrían paso con un golpe cualquiera de esa melena suya.
TERROR EN EL HONKY TONK
Un argentino también melenudo y, huelga decirlo, con mucha labia, aparece en escena. Y nos invita a todo en el bar del que es encargado, porque la Gigi, por supuesto, le conoce.
Luego nos invita a acompañarle al Honky Tonk, donde entraremos también gratis, porque le conocen a él.
No hay nada mejor que tener amigos crápulas que te abran paso en la noche para no gastarte ni un duro.
Entramos en el Honky, ese local que cada vez más está lleno de pijos pijísimos que van de rockeros y grunchetas.
El primer suceso paranormal de la noche , es un tío enorme disfrazado de conejo amarillo.
Yo me pregunto qué pinta un conejo amarillo en Halloween.
Debe ser que existe alguna peli de terror en la que el malo es un conejo amarillo asesino
El caso es que el conejo amarillo da más miedo que cualquier otro vampirillo al uso.
CRÓNICAS MURCIANAS
A todo esto, y tras estos sucesos paranormales que sólo podrían tener lugar en Halloween, llega el colofón de la noche. : la Marty se casa con un murcianico que ha conocido por la red hace un mes.
No nos enteramos por ella.
Y es que el susodicho acaba de llegar de Murcia y él y Marty prefieren quedarse en casita celebrando la noche de los muertos. Si ya lo decía mi abuela, que el muerto al hoyo, y el vivo al bollo.
Es La Gigi quien nos lo sopla. Y con todo su porte, su poderío y su chulería, se viene abajo en un ataque sensiblero, y empieza a llorar de emoción mientras nos cuenta el notición fatídico.
Y yo no sé si llorar de emoción o de pena. Porque tiene cojones la cosa.
A Tatiana, que de matrimonios sabe un rato, le entra un ataque materno-marujil, llama a la Marty y le pide muy seriamente que se ponga el susodicho al teléfono. Y le suelta toda seria: Hola, soy Tatiana. Tú quién eres y de dónde has salido?".
Al día siguiente quedo con Marty y su repentino prometido, que se comportan como dos empalagosos y repugnantes tórtolos que me enseñan orgullosos y babeantes su anillo de compromiso. Las aspiraciones inquietas de la Marty se van al traste, que ahora dice que lo que quiere hacer ahora es casarse, irse a vivir a Murcia a su piso hipotecado y tener retoños ( no sé si plantean también tener huerto y tomates, no me atreví a preguntarlo)
TERROR EN EL HONKY TONK II
La noche del sábado también tuvo su aquél.
Para repetir experiencias terroríficas aterricé otra vez en el Honky, esta vez con Holly Golightly
La noche empezó aburrida y no prometía una mierda, pero de repente aparecieron en nuestra vida dos de esos pijos pijísimos que van de rockeros grunchetas de los que hablaba antes y que últimamente okupan el Honky.
Pero la golightly y yo les recibimos con alegría enmedio del aburrimiento en el que estábamos sumidas.
Tanto que de repente me veo jugando a una especie de "beso, verdad y atrevimiento" a los 10 minutos exactos de habernos conocido.
Uno es horrible, pero el otro está bueno. Se parece a Ethan Hawke y tiene un rollo canalla que pone. < /div>
Después de unos magreos considerables, me dice que me vaya a su pisito en la Castellana.
Las enumeraré muy gustosamente para, si da la casualidad que entra un tío por este blog, que sepa qué es lo que NO hay que hacer para triunfar una noche:
2. Me hace una descripción detallada de lo estupenda que es su casa, de las vistas y de su jacuzzi.
3. Le entra un ataque trascendental y me confiesa que está harto del mundanal ruido del mundo de las finanzas y que lo que quiere DE VERDAD es irse a África a ayudar a los niños de Etiopía.
4. Se ofrece a hacerme el "Nueve sobre diez". Yo, en mi cultura de Pan Bendito, no sé qué es eso.
5. Me cuenta que además eyacula para dentro.
6. Me dice que yo le gusto como persona. Medio minuto después me dice "Perdona, cómo te llamabas? Laura, no?"
7. Comienza a quererme meter mano por donde puede, mientras yo me zafo como puedo de sus tentáculos, y me suelta "Déjame por lo menos tocarte una teta".
8. Me confiesa que tiene novia. Y entonces ya es el culmen y la Cati monta en cólera y le pongo de vuelta y media, mientras El Pijo exclama "Eres todo un carácter, Laura".
Me ruega que por favor le de mi teléfono. Yo le dejo con la palabra en la boca y me piro del Honky con la golightly, a la que han reclutado unos tíos al verla más sola que la una y con una vela en cada mano.
"Sabes lo que te digo? Que te vayas a África, y que pases de tu novia, que yo me voy a Pan Bendito con la Golightly".
Y doy una vuelta en redondo sobre mis tacones y salgo orgullosa y con la cabeza muy alta del Honky,
De repente, y sin casi darme cuenta, me veo con su lengua dentro de mi campanilla.
No me da tiempo ni a reaccionar.
El colega me cuenta que es broker y que se crió en La Moraleja.
El colega me cuenta que es broker y que se crió en La Moraleja.
Entonces yo le empiezo a vacilar.
Porque nada me produce más placer que vacilar a un pijo con mi picardía de chica de barrio.
Porque nada me produce más placer que vacilar a un pijo con mi picardía de chica de barrio.
Me pregunta que de dónde somos. Le digo que de Pan Bendito.
El Pijo no sabe dónde está Pan Bendito. Es lo que tiene haberse criado en la burbuja de La Moraleja.
Después de unos magreos considerables, me dice que me vaya a su pisito en la Castellana.
Le digo que ni hablar. El empieza a fraguar numerosas estrategias, a cada cuál más cutre, para llevarme a la cama.
Las enumeraré muy gustosamente para, si da la casualidad que entra un tío por este blog, que sepa qué es lo que NO hay que hacer para triunfar una noche:
1. Me asegura que SÓLO quiere dormir. Que durmamos abrazados, de manera romántica. De repente la caga aún más, aclarando: "Pero en pelotas, claro, y mañana Dios dirá"
2. Me hace una descripción detallada de lo estupenda que es su casa, de las vistas y de su jacuzzi.
3. Le entra un ataque trascendental y me confiesa que está harto del mundanal ruido del mundo de las finanzas y que lo que quiere DE VERDAD es irse a África a ayudar a los niños de Etiopía.
4. Se ofrece a hacerme el "Nueve sobre diez". Yo, en mi cultura de Pan Bendito, no sé qué es eso.
Me explica muy serio y sin tapujos, literalmente: " te la meto nueve veces fuerte, y otra suave. Y luego voy rebajando: coho veces fuerte, y dos suaves, y así". Yo me quedo a cuadros y no sé muy bien qué decir.
5. Me cuenta que además eyacula para dentro.
Yo, en mi ignorancia sexuarr, le corrijo "será que lo haces fuera, por si acaso". "No, no. Lo hago para dentro, para mí mismo, y me sube por el estómago y se experimenta mucho placer...". Yo me quedo a cuadros segunda parte.
Eso, barriendo para casa, chaval. Pero ahora reacciono, claro que sí, y le digo "Mira chaval, si quieres triunfar esta noche, te has equivocado de objetivo. Todavía te queda un poco de noche, asi que date una vuelta por el bar a ver si tienes suerte, y pillas".
Ahora el que se queda a cuadros es él.
6. Me dice que yo le gusto como persona. Medio minuto después me dice "Perdona, cómo te llamabas? Laura, no?"
7. Comienza a quererme meter mano por donde puede, mientras yo me zafo como puedo de sus tentáculos, y me suelta "Déjame por lo menos tocarte una teta".
8. Me confiesa que tiene novia. Y entonces ya es el culmen y la Cati monta en cólera y le pongo de vuelta y media, mientras El Pijo exclama "Eres todo un carácter, Laura".
Me ruega que por favor le de mi teléfono. Yo le dejo con la palabra en la boca y me piro del Honky con la golightly, a la que han reclutado unos tíos al verla más sola que la una y con una vela en cada mano.
De repente, una garra me agarra del abrigo y me mete a rastras en el Honky, pese a los gritos de los puertas de que ya no se puede entrar, porque están cerrando.
Es él, El Pijo, que me vuelve a suplicar.
Y entonces yo le espeto muy digna, y con un gracejo espectacular:
"Sabes lo que te digo? Que te vayas a África, y que pases de tu novia, que yo me voy a Pan Bendito con la Golightly".
Y doy una vuelta en redondo sobre mis tacones y salgo orgullosa y con la cabeza muy alta del Honky,
ese garito cada vez más lleno de pijos pijísimos que van de rockeros gruchetas, y al que tardaré tiempo en volver.